Dijo Tabby que yo tenía dos alternativas: o hacer un tratamiento de rehabilitación o marcharme en seguida de casa. Dijo que me querían muchos los tres, ella y los niños, y que por eso no querían presenciar mi suicidio. Yo regateé, que es lo que hacen los adictos. Estuve encantador como todos los adictos, y conseguí dos semanas para pensármelo. Ahora, visto en perspectiva, se me antoja el resumen de toda la locura de esa época. Hay alguien en el tejado de un edificio en llamas. Llega un helicóptero, se coloca encima, suelta una escalerrilla de cuerda y grita alguien desde la cabina: "¡Suba!". Contesta el del edificio: "Déjeme dos semanas para pensarlo" La verdad, sin embargo, es que pensé (al menos hasta donde me lo permitía mi estado), y acabo por decidirme Anni Wilkes, la enfermera de Misery. Annie personificaba la coca y la bebida, y decidí que estaba cansado... ... Para un adicto el derecho al alcohol o a la droga elegida debe protegerse a toda costa.