7.31.2007
 
Tienes una cita - Tienes un e-mail II

"Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a varios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente."

Hermann Hesse, El lobo estepario.
noquierequelosepas@hotmail.com
 
 
Tienes una cita - Tienes un e-mail I

"Si continúas sin escribirme estará claro que para ti habré muerto y comenzaré a proveerme de tumba y gusanos. ¡Escribe entonces!"

Vladimir Maiacovski

noquierequelosepas@hotmail.com
 
7.24.2007
 
De la democracia en América Latina
De las Venas Abiertas de América Latina
De "lo que quiere el pueblo"

Desde ahora los policías y militares peruanos quedan con las manos libres para disparar y matar “en cumplimiento de su deber” sin tener que dar explicaciones a nadie. Una nueva ley los exonera por adelantado de cualquier proceso por causar la muerte de algún ciudadano. Bastará que aleguen que estaban en funciones para quedar libres de una investigación.

El gobierno de Alan García ha redoblado su apuesta por el endurecimiento de la represión como respuesta al descontento popular.

La legislación dictada por el gobierno sanciona con la destitución del cargo y una inhabilitación de cinco años a las autoridades, como presidentes regionales o alcaldes, que apoyen alguna huelga, y establece penas de hasta 35 años de prisión para los dirigentes que promuevan o encabecen protestas sociales que deriven en acciones de violencia. Las nuevas leyes también amplían las facultades de la policía para hacer detenciones sin necesidad de una orden judicial.

Para justificar esta medida legal, el gobierno hace una insólita interpretación de lo que es una huelga, comparándola con una “extorsión que busca un beneficio económico indebido”.

“Aquí hay que imponer el orden y el principio de autoridad, porque de lo contrario esto se convierte en un caos"

"Aquí hay que poner mano dura, eso es lo que quiere el pueblo”, había advertido hace unos días el presidente García
 

noquierequelosepas@hotmail.com
No era posible que muriese
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