Yo amaba el Golf y odiaba el Fiat Uno (parte I)
Por eso, para mi cumpleaños de 15 yo hice un solo pedido: Un Golf. Cero kilometro. Negro. Todos los días repetía “mamá, que no sea rojo eh!, que sea negro!” y mi mamá me respondía “si, hija ya sé”.
Porque yo no quería fiesta. Yo era feminista, era bolchevique, era piquetera y la fiesta de 15 no. Porque no, porque la fiesta de 15 o era una asquerosidad de presentación en Sociedad de una hija bien, en lo que a la familia de mi padre respecta, o era una celebración de portero que hubiera horrorizado al niño, por la familia de mi madre.
Entonces no, habíamos quedado en que no, en que era mucha plata al pedo. En que mejor un Golf que podía estar piloteando en dos años o tres, y que lo sacábamos en cuotas y que listo.